“El jugador tramposo”
(Hacia una pedagogía artística infantil liberadora) Cuarta Parte Si determinamos que el juego creativo tiene una vocación comunitaria, por la aceptación del otro como parte constitutiva de su posibilidad de ser, entonces debemos tener en cuenta que cuando los niños juegan, ocurre un enfrentamiento entre múltiples diferencias ya que cada niño, dentro de su propia individualidad, tiene un carácter, una experiencia singular de vida y un comportamiento específico que lo hace único e irrepetible. Por ello, cuando se pone en movimiento el juego, lo que unifica a los niños es la aceptación de las reglas el juego y el saberse, en compañía de otros, en la búsqueda de un sentido común. Recordemos que para el niño el resultado del juego no es lo más importante, a diferencia de los adultos que siempre buscamos ese fin. El niño que se entrega al juego, que hace parte de su “círculo mágico” y asume su dinámica, se ubica en el ámbito de la experiencia lúdica como un modo más de la existe